Parar
A veces la vida te obliga a parar.
Te regala un alto en el camino,
cuando alguien o algo detiene tu ritmo,
y descubres que no hay nada que hacer,
más que simplemente detenerte.
Y entonces te preguntas:
¿cuándo fue la última vez que paraste por ti misma,
solo porque sí?
Porque lo necesitabas, porque tu alma pedía silencio,
porque tu cuerpo gritaba descanso.
Casi nunca, ¿verdad?
Y sin embargo, lo necesitamos tanto.
Muchísimo.
Porque bajarse de la vida de vez en cuando,
no porque todo explote,
sino porque tú lo decides,
es el único modo de seguir caminando ligera.